sábado, 29 de diciembre de 2012

2012 - BALANCE FINAL


Sin la amistad, el mundo es un desierto.

Sir Francis Bacon

Todo, hasta lo bueno, se acaba. Y este año, que en términos generales ha estado revueltillo, en lo del tema de correr ha sido francamente bueno. De hecho, ha sido mi primer año completo (pero no el último) como corredor popular, amateur o llámese como se quiera.

Por eso, aunque mañana y pasado voy a correr un par de San Silvestres, creo que esas ya pertenecen más bien al 2013, por lo que creo que es un buen momento para hacer balance.
Además hacía mucho que no colgaba nada y me consta que tengo seguidores. Va por vosotros.

Esta vez si que prometo no aburriros con charla. Me ha parecido buena idea hacer un vídeo con el que aprovecho también para daros las gracias a todos y felicitaros el nuevo año. Espero que el 2013 nos traiga salud, dinero, amor y buenas marcas. En mi caso, los retos van a ser grandes.

Por cierto, por si alguno se preguntaba qué era eso del movimiento final de la 2ª sinfonía de Mahler que escucho en las salidas, ahí la tenéis.







lunes, 1 de octubre de 2012

MARATÓN DE ZARAGOZA 2012 - LA CARRERA - WHERE THE STREETS HAVE NO NAME


¡Espartanos! Preparad el desayuno y alimentaos bien, porque esta noche cenaremos en el infierno...

"300". Zack Snyder.

Pues si, una voz como esa era la que escuchaba a las 6:45 cuando sono mi alarma. Pero de igual manera que los espartanos, yo me dirigía a mis Termópilas sin vacilar, sabiendo que el esfuerzo forzosamente me conduciría a la gloria. Lo de alimentarme bien lo dejé para otro día, ya que un triste zumo y una barrita energética fue todo lo que me metí en el cuerpo. Aquí cada maestrillo tiene su librillo, pero yo no puedo correr con el cuerpo muy pesado y de lácteos cero.

Después de eso, llega la hora de vestirse para la guerra. Todo bien dispuesto desde el día anterior y rápidamente a la calle, dónde mi madre nos espera con el coche ya que, en esta ocasión, se une a Fátima como Team Manager. Primer contratiempo: mi madre ha venido desde Villamayor con el coche y, una vez aquí, el coche no arranca. La batería ha decidido que, después de 6 años funcionando era el mejor momento para dejar de hacerlo. Por fortuna tenemos nuestros coches en el garaje, pero eso si, hay que aparcar el otro a empujón. Nunca pense que mi calentamiento para una Maratón consistiría en empujar un coche, pero el hombre propone y Dios dispone.

Salvado el percance, vamos hacia el Parque Grande, zona de salida. Aparcamos sin problemas y nos acercamos a las pancartas. Se empieza a respirar ese ambiente tan sobrecogedor. Corredores por todos lados haciendo su calentamiento, olor a Reflex, todos los bancos del parque ocupados por gente estirando.... ¡¡¡cómo me gusta!!! Tal y como entro, al primero que veo es a Martín Fiz, y claro, me tengo que hacer una foto con él. Con las prisas sale un poco movida, pero es lo que hay.



Luego buscamos uno de los pocos bancos libres y comienza mi ritual. Me quito el pantalón largo, me pongo los cascos y me voy a dar una vuelta de calentamiento. El catarro y el dolor de huesos del día anterior han desaparecido por completo, la climatología es estupenda, el perfil llano y el ambiente extraordinario. ¡¡¡Joder, me he quedado sin excusas para no hacerlo bien!!! Después de esa vuelta, toca pasar por el botiquín ambulante. Reflex por aquí, vaselina por allá, esparadrapo por el otro lado... Apenas quedan 10 minutos, cojo de nuevo mis cascos y la vuelvo a tomar con Mahler. “Hoy es el día”, me digo. “Hoy vas a correr a lo grande”. Dejo los cascos, me quito la sudadera, me despido de mi super equipo y me voy hacia la salida.



Al principio veo todos los globos delante y me pongo bastante cerca de la pancarta. Al rato, veo que los globos se van repartiendo, y quedo justo al lado del de 3:45, pero en vez de moverme decido salir ahí, pues habrá tiempo para que me alcance el de 4 horas, que es con el que quiero ir. En ese momento, cuando sólo queda un minuto para la salida, se produce uno de esos momentos mágicos que ocurre en estos sitios. Mediante un concurso, la canción elegida para el momento de la salida es “Where the streets have no name” de U2, y cuando la ponen a todo volumen me siento como un toro. En ese momento sentía que podía con todo lo que me echaran.



Oigo el pistoletazo y llega una gran liberación, a diferencia de en Madrid, aquí apenas me cuesta 30 segundos cruzar el arco, poner en marcha el Garmin y comenzar a volar. Quizás debido a la energía de la música, me pego a la liebre de 3:45 y me encuentro muy cómodo. Uno de los problemas que tuve en Madrid fue el de hacer los dos primeros km muy despacio, debido a la gran cantidad de gente que hay, que no te deja coger el ritmo. Damos una primera vuelta al parque y ahí está de nuevo mi equipo para animarme. Salimos del parque para dirigirnos a la ribera del canal, primero por una orilla y luego por la otra. Muy cómodo, a buena temperatura y entre los árboles. Eso sí, el asfalto muy parcheado. Casi sin darme cuenta estamos en el km 5 y llega el primer avituallamiento. Sólo de pensar lo que me costaba correr 5 K hace un año... y ahora es sólo el primer paso de una gran marcha. Bebo un poco de agua y sigo. Ahora viene una bajadita bastante pronunciada, demasiado quizás. Suelto brazos y de nuevo al parque, donde de nuevo está mi equipo, además de una señora esperando el autobús que cree que toda la gente que está animando también lo espera.



Hay un punto en el que se pasa en los dos sentidos en el km 7,5 y 8, y aprovecho para decirles en la ida que me preparen las gafas de sol para la vuelta. Así lo hacen y me calzo las gafas, ya que el sol empezaba a subir. También en ese momento me doy cuenta de que sigo estando mucho más cerca de la liebre de 3:45 que de la de 4. Decido que en el km 10 tenía que empezar a regular mejor, ya que luego pagaría las consecuencias. Ir sin liebre era algo que no me obsesionaba, pero ir demasiado fuerte sí. Paso el cuarto de maratón en 53´30”, lo cual está francamente bien. Son más de 6´ de margen sobre las 4 horas. En el 10 me he tomado el primer gel. Por cierto, las mallas nuevas Salomon son espectaculares y hasta se me olvida que llevo los geles. Con razón valen lo que valen.

El terreno sigue siendo cómodo, demasiado para algunos, como para uno que llevo delante y decide “soltar lastre” de forma masiva. Enchufa el escape libre y, pese a que los de alrededor nos empezamos a mirar y a partirnos el culo, parece creer que no va con él la cosa. Damos la vuelta al canal en la vía Ibérica y otra vez de vuelta para llegar hasta el paseo Cuellar. Justo en ese giro, me espera mi equipo con un Powerade que me viene de perlas.




En este momemento ya había distanciado bastante a la liebre de 3:45, sin embargo esto es todo bajada y cuando llego al final de Tenor Fleta me doy cuenta que voy pegado otra vez. Me acabo de meter un km (el 16) a 4´48”. Me sigo encontrando cómodo pero se que en algún momento voy a petar. Decido que quizás lo mejor será seguir así mientras pueda y luego ya veremos. Cambio de planes.

En Miguel Servet había quedado con mi madre y Fátima en un punto en el que se pasaba en el km 18,5 y 20,5. En el primero les diría si necesitaba algo y en el segundo me lo darían. Por supuesto me darían los otros dos geles, ya que en el avituallamiento del 20 me tomaría el segundo. Voy bien y no les pido nada. Sigo encontrándome fantástico. Pero soy tan consciente de eso como de que no va a durar para siempre.




En ese km 20,5 aparece el primer momento duro de la carrera, y es que entramos en el cinturón, y eso es 1,5 km de carretera de 3 carriles muy monótona, de esas que no se ve el final. Sólo ves corredores por delante con ritmo cansino, exactamente el mismo que lleva uno mismo. Pero procuro pensar en que enseguida llegaré al casco y aquello estará más animado. La media maratón la paso en 1h 51´. Ya son 9 minutos de ganancia....pero serán los últimos.

A partir de aquí alterno kilómetros buenos con otros más discretos. También es verdad que el recorrido es muy desigual. Echegaray y Caballero nos esperaba con un viento fuerte en contra para luego ser a favor. La zona del casco es muy revirada. Es el momento en el que pierdo el ritmo tan bueno que llevaba. En cualquier caso sigo progresando y encontrándome bien. Uno de los momentos más especiales de la carrera se produce cuando giramos hacia la plaza de la Seo. En ese momento, fruto de un concurso de animación entre los colegios de Zaragoza, me encuentro con uno de ellos gritándome y animándome como si les fuera la vida en ello. Los pelos como escarpias. Dedico un momento a pensar que en ese momento estoy siendo ejemplo para niños de unos 10 ó 12 años, y me siento especialmente orgulloso de ello.

Pese a lo que yo esperaba, la zona del casco no es tan interesante como creía. Toda la zona de la Seo, San Vicente de Paúl y el Coso está bastante desangelada. Sólo me llama la atención encontrarme a mi jefe, al que luego volvería a ver en un par de ocasiones y en peores condiciones, y que se convertiría en un inestimable apoyo más para llegar a la meta. En la zona de la calle Mayor y calle Alfonso la cosa cambia, y hay mucha más animación. Foto por aquí, aplauso por allá. Todo más llevadero. Cuando giro por la calle Alfonso me quedo mirando al Pilar y le pido a la Virgen que me de fuerzas para llegar hasta el final. Ella me escucha. Una vez en la plaza, el mismo loco del “Dios te ama” de la media maratón ahí sigue con su monserga. ¡Qué tío pesao´!

Y de nuevo al encuentro de los chavales, justo a la entrada del Puente de Piedra. Están gritando como locos, y sólo se me ocurre jalearlos con la mano. Absoluta magia. Esos gritos se multiplican por mil. Siento la grandeza de lo que estoy haciendo. Ahora mismo no hay cansancio, ni dolor ni kilómetros en la espalda. Solo hay una rampa terrible que subo apenas sin esfuerzo gracias a un montón de niños que me empujan con sus ánimos. El que quiera saber lo que es eso, tiene que correr una maratón. Yo con palabras no se explicarlo. Justo a la bajada, más emociones, y es que estamos en el km 27 y aquello ya empieza a picar. Al final del puente veo a mi equipo y les digo por señas que necesito Reflex. Mis isquios ya están al Jerez y lo que les queda. Rápidamente lo sacan de la bolsa y me paro unos segundos para dármelo y echar un trago de Isostar. Y a seguir.




A partir de ahí, mi cabeza se va a Madrid. Ella sabe que en Madrid el calvario empezo en el 29, y ese kilómetro ya está ahí. Paso el 29. Nada. Paso el 30. Me tomo el gel. Nada. Paso el 31. Nada. Paso el 32.... y aquí si, algo. El muro seguía ahí, pero lo habían cambiado de sitio. Aquí dejo de correr por primera vez y echo a andar 100 metros. Voy a hacer eso. Hay margen. Voy a andar todas las veces que haga falta pero durante poco tiempo. Pongo el plan en marcha. A partir de aquí ando 7 veces durante tramos de 50 a 100 metros. En el 35 me adelanta Jesús Arroyo, liebre de 4 h. Se me encienden todas las alarmas, pero miro el Garmin y me tranquilizo. Lleva bastante margen. Intento unirme a ese grupo. Mi cabeza dice que si, pero mis piernas deciden lo contrario. Tampoco es bueno que me cebe. Me tomo el gel de cafeína. En Madrid fué un milagro. Estoy en plena crisis. A mi alrededor la gente va igual. La mitad corren y la otra mitad andan. 200 metros despues los que corrían andan y los que andaban corren. Pero ha llegado el momento de sufrir. Los 35 km de detrás no cuentan, sólo valen los 7 que hay por delante.

El plan está funcionando. Mi cabeza está permanentemente haciendo cálculos. Me dirijo hacia la Expo, cruzo el puente de la Almozara y después el pincho (cuantas veces lo habré cruzado entrenando...). Al final del pincho hay mucha gente. Ves la meta, que está a 200 metros y oyes la megafonía, pero el destino es cruel y te va a hacer dar vueltas. Aún quedan 4 km. Seguimos con el plan. Correr, andar, correr, andar. Llego a la rotonda. Le pido a Fátima agua. Viene corriendo para dármela. No le ha costado nada alcanzarme. Mi paso es terrible. Pero sigo. 2 km. Giro hacia la torre del agua. Busco permanentemente con la mirada el punto donde se gira y se entra en la Expo. No lo veo. Sigo sin verlo. Por fin  ahí esta. Me digo que cuando gire esprintaré como un loco. Giro. Va a esprintar su padre. Lo que hago es andar el ultimo tramo y ahora si, me voy a vaciar. Voy a entregar todo lo que tengo. 1 km. Empiezo a correr como nunca. Yo pensaba que sólo quedaba girar a la derecha y entrar, pero hay que dar una vuelta al pabellón de Aragón. ¡Qué putada!. Son 300 metros más, y no andamos sobrados ni de fuerzas ni de tiempo. Da igual. Sigo corriendo. Ahora si, bajo al lado del acuario y veo la pancarta. ¡Qué coño! Veo cuatro pancartas. Y creo adivinar en cuál de ellas está la meta. También da igual. Aunque sea por inercia. Hay mucha gente pero yo no veo a nadie. 200 metros. Distingo a Dani, mi profe de natación del gimnasio que me anima. También a Miguel y María. Miguel ha corrido la 10 K y me esperan. Mil gracias. 100 metros. Sigo corriendo. Aparece mi madre en la misma línea. La miro. Paro el Garmin. No quiero mirarlo.




Me voy al suelo nada más cruzar. Viene Juan, de Running y me dice que cuando pueda me levante. Le digo que me levanto pero que me ayuden. Sólo no puedo. Me levantan. Juan me felicita. Ando 20 metros. Un hombre me espera con la medalla. Me da la enhorabuena. Me dan la bolsa para recuperarme. Menos mal que está Fátima, porque yo no puedo ni sostenerla. Creo que no podría haber corrido 100 metros más. He conocido mi límite.




Me vuelvo a sentar y trato de respirar. Ahí están Fátima, mi madre, Miguel y María. Sólo puedo respirar y apenas hablar. Me bebo un litro de agua casi de trago. Me como media naranja que me tienen que pelar. Poco a poco me recupero. Después tocará masaje y foto con el ganador. Ha hecho 2 h 25´. ¡¡¡Qué bestia!!!




Ahora sí, miro el reloj: 4 h 00 min 06 seg. Puede sonar cruel, pero tiene varias lecturas. Realmente ese es el tiempo para recorrer 42 km 410 metros, o sea 215 metros más que la distancia de la maratón. Y es que la medición es siempre por el camino más corto, y ese nunca se consigue. Trazas curvas por fuera, coges avituallamientos, etc. El tiempo real de la distancia es 3 h 59 min 15 seg. O lo que es lo mismo, no he corrido la Maratón de Zaragoza en menos de 4 horas pero si he corrido una maratón en menos de 4 horas. En cualquier caso, busquemos lecturas positivas. La primera, cuando digo que me he vaciado en el último km lo digo con razón. Lo he hecho en 4´10”. El día que corrí la carrera sin humo de 5 K, haciendo la carrera de mi vida, hice una media de 4´13”. Más de lo que hice ayer después de 42 km. No quedaba más gasolina en el deposito. La otra lectura es que, como lamentablemente no he bajado de 4 horas, me veo obligado a ir a buscarlo a la Maratón de Berlín el año que viene.

¡Auf wiedersehen!

MARATÓN DE ZARAGOZA 2012 - ANTES DE LA CARRERA


No existe en ninguna parte del mundo real nada tan bello como las fantasías que alberga quien ha perdido la cordura.

"De qué hablo cuando hablo de correr". Haruki Murakami.

Al final caí, y volví a leer a Murakami, pero esta vez el de correr (en este no se suicida nadie). Y es un libro que al que no haya corrido ni un solo kilómetro en su vida no le dirá nada, pero a los que lo hacemos de vez en cuando, no nos viene mal.
Me lo leí antes de que llegara el gran día, el 30 de septiembre de 2012, el día de la Maratón de Zaragoza, el día que había que correr 42 km en 4 horas y para lo que me había estado preparando durante bastante tiempo.

A partir de la Media de Soria, fui descendiendo gradualmente mi carga de kilómetros. Ese martes volví a correr 5 K y el sábado hice un poco de Trail por el pueblo (con mucha cuesta). La semana siguiente empece con una de 10 K, para seguir con dos de 5 K y acabar con una de 14 K (un tercio de maratón).

Y de ese modo nos plantamos en la semana de la gran cita. Lunes 6 K, Martes 5 K y miércoles 3 K. Suaves. El trabajo ya estaba hecho. Aquí no vale, como tampoco allí, lo de sacarse los apuntes en el pasillo antes de entrar al examen. Lo que no te sepas ya, no lo vas a aprender entonces.

La semana de curro es bastante intensa, ya que cerramos trimestre, y no veo el momento de que llegue el viernes a las 4 de la tarde para que sólo haya una palabra en mi mente: MARATÓN. Aparece un problema inesperado: el tiempo que había sido tan bueno hasta ahora se ha complicado bastante. Han llegado de la mano el frío y la lluvia, y eso no es bueno para mis huesos. Viendo la página de Facebook de la Maratón, me doy cuenta de que no soy el único, y que los catarros están empezando a aflorar en los corredores. Procuro quitármelo de la cabeza y, eso sí, ponerme entre algodones. Me abrigo bien para salir de casa e incluso me llego a poner una braga en el cuello para evitar mayores males. La buena noticia: para el domingo dan una climatología estupenda (se cumple).

El sábado me levanto a las 7 de la mañana (misma hora a la que me levanté el viernes y misma a la que me tengo que levantar el domingo). Llevaba en mente hacer mi calentamiento del día de antes por la tarde, pero como no se si lloverá y en ese momento no llueve, salgo a las 9 de la mañana, eso si, con malla larga y manga larga. Me doy una vuelta por la Expo y en estas que me encuentro con una pintada en el asfalto que dice: META. Como yo soy mucho de rituales (cada vez más), me quedo un buen rato mirando, haciendo esa especie de pacto con ella. Mañana a las 12,30 en punto estaré pasando por allí. Por la tarde el tiempo ha mejorado, y decido ir con Fátima de nuevo a la línea de meta para ver los preparativos. Están empezando a montar las pancartas de meta. Me encuentro con la gente de la tienda Running, excelentes organizadores de la prueba.

De vuelta a casa, ya sólo queda cenar un poco, irse a dormir y, como dice Murakami, albergar fantasías tras haber perdido la cordura.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

EL MISMO AMOR, LA MISMA LLUVIA - MEDIA MARATÓN DE SORIA 2012

- ¿Quieren caminar de regreso?
-¿Caminar? No, está lloviendo.
- No, será lindo caminar en la lluvia, es bello.

"Midnight in Paris". Woody Allen.

Si, por fin ocurrió, cuando empezaba a pensar en vudús, magias negras y otras supersticiones, ocurrió. Llovía en una carrera que yo corría. Y aquello tuvo una magia especial. Seguidme en este viaje y lo descubriréis.


Vaya, otra vez como siempre, nunca empiezo por el principio, pero allá vamos. Estamos en plena preparación de la Maratón maña, y nada mejor que correr una media tres semanas antes. Si además de eso el recorrido en cuestión es de una dureza máxima y este transcurre por la maravillosa ciudad de Soria, tierra de grandes atletas y también de mi señora, pues a la ecuación se le despejan todas las incógnitas.


Y allí que fuimos. La carrera era el sábado a las 7 de la tarde, así que por la mañana, sin madrugar mucho, cogimos el coche y pusimos rumbo a tierras castellanas. Llegamos justo para comer. Nada más terminar nos fuimos a coger el dorsal. Había que estar pronto para poder elegir talla, ya que, además de camiseta daban unas mallas de Kelme bastante majas. Bueno, unas mallas y una bolsa con todo tipo de productos, desde crema con ácido hialurónico hasta caldo de pollo.


De vuelta a casa, etapa de la vuelta y rápidamente a cambiarme y a prepararme todo, porque a las 6 habíamos quedado con Bea, una amiga de Fátima, con la que me iba a seguir por todo el recorrido. Llegamos al bar donde habíamos quedado pero no tomo nada. Quiero tener el estómago vacío para evitar flatos. De ahí al estadio de Los Pajaritos, que es donde estaba la salida y la meta. ¡¡¡Cómo me gustan las llegadas en una pista de atletismo!!!


Eso si, de camino nos encontramos a una de las grandes atracciones de esta prueba, don Abel Antón. Doble campeón del mundo de Maratón, y ganador de los maratones de Londres y Berlín. Con una mejor marca de 2h 07´57". Bastante cercana a la mía.





Llegados al estadio temperatura es muy buena, pero hay unas nubes de tormenta que llevan toda la tarde presagiando lo peor. Doy un par de vueltas a la pista para calentar y en ese momento ocurre lo que todos temíamos, se pone a llover. De momento débilmente, pero al poco arrecia y todo el mundo se protege debajo de la grada. Cojo los geles, la cinta del pelo y el Garmin y me despido de mis "cheerleaders", y cuando salgo a la pista de nuevo ya no llueve.


A las 7 se da la salida de la 6k, la que corre (y gana sin despeinarse) Abel Antón. 5 minutos después es nuestro turno. Poco antes me había enterado de que había una liebre de 1h 55´ y me parece una marca muy interesante de cara a preparar la Maratón. Me pongo a buscarla pero no la encuentro. No me doy mal, seguro que luego aparece.





Se da la salida y allá que vamos. Un par de vueltas al estadio y antes de salir ya he cazado a mi liebre. Junto a ella vamos a ir un grupo de unos 20 ó 25. Los primeros kilómetros son muy cómodos. Hay mucha gente animando, pero la montaña rusa ya ha comenzado. El ritmo es algo más rápido de lo que en teoría se necesita, pero tiene una explicación. El último kilómetro es una rampa auténtica infernal, y tenemos que ganar ya el tiempazo que vamos a perder en ella. En cualquier caso me encuentro muy cómodo. Llegamos al casco antiguo y a la bajada del collado se incrementa el número de animadores. De momento nos dedicamos a ver como pasan los kilómetros y a tomarle el pulso a la carrera. Alguna broma y hasta algún chiste se dejan oír en nuestro grupillo. Yo procuro evitar gastar fuerzas innecesarias, y eso que he descubierto que hay más gente que se está preparando para 4 horas en Zaragoza.


En el km 6,5 está el primer avituallamiento. Cojo agua y doy un par de sorbos. En ese momento empieza a llover, al mismo tiempo que el recorrido se afea un poco, ya que entramos en el polígono industrial. Alrededor del km 10 la lluvia es bastante fuerte, pero lejos de amedrentarnos nos hace más fuerte. Lo cierto es que no molesta mucho, aunque hay que estar pendiente de los charcos. Segundo avituallamiento y me tomo un gel.


A partir del km 14 las piernas empiezan a estar cansadas y no respiro todo lo bien que quisiera. Hasta tengo dudas de si iba a poder llegar bien, pero sigo pensando que sería algo pasajero. Y eso que aún quedaba lo peor, pero me recupero bastante bien.


Pasamos por el hospital donde la animación por parte de dos enfermeras es recibida de muy buen grado por algún compañero del grupo. Otro les dice que todavía no las necesitamos, pero que no tardaremos.


En ese momento, la montaña rusa se vuelve radical. Es el Dragón Khan pero corriendo. No hay un solo metro llano. Las subidas son horribles y las bajadas no ayudan, son tan pronunciadas que te tienes que frenar y las piernas no están para tonterías. En un momento dado hay una bifurcación y el voluntario lleva una señal que no sabemos hacia donde va a mandar. Frente a nosotros una subida terrible. La duda se refleja en nuestra cara y al final el voluntario emite su veredicto... A subir. Llega el último avituallamiento y me tomo el gel de cafeina. hoy va a hacer falta.


En el km 17,5 la liebre decide esperar a gente que se ha quedado atrás. Nos dice que sigamos como hasta ahora y no tendremos problemas en llegar. Inexplicablemente en apenas 20 metros me he quedado delante con otro compañero y nos vamos solos hacia la meta. Empezamos a correr por debajo de 5´ el km porque es una bajada muy fuerte. Llegamos al puente del Duero y giramos a la derecha. Llega el tramo más bonito de la carrera, pero empiezo a sentir un cosquilleo en el gemelo izquierdo que me preocupa y le digo a mi compañero que nos vemos en la meta porque va muy fuerte.


En ese momento me quedo solo. Se ha hecho casi de noche y a la izquierda esta San Saturio iluminado reflejado en el río. Hay un libro llamado "la soledad del corredor de fondo" que cobra aquí todo su sentido. Mis gemelos, ahora los dos, quieren amargarme la fiesta, pero mi cabeza no les deja. Es un momento para dar gracias a todos los que me animaron a esto de correr.


De repente, Fátima y Bea, a quienes no esperaba yo por ahí, me sacan de mi ensoñación. ¡Venga Dani, que no queda nada! Primero, reacciono. Después, analizo la frase. Lo de que no queda nada es una verdad a medias. En distancia, es verdad, apenas un par de kilómetros. Pero ahí está la rampa. Rezo porque esta aún tarde en aparecer y en cierto sentido así ocurre. Miro el Garmin. Afortunadamente me puedo permitir el "lujo" de hacer cada kilómetro en 7 minutos, pero ni aún así me fío... y hago bien.





La primera rampa es de cemento, con un desnivel escandaloso. La subo bastante bien gracias a que la liebre nos ha explicado como subir. Llega un descansillo y otra rampa de cemento peor si cabe, aunque la subo con cierta alegría pensando que eso era todo. Error. Es cierto que después de las rampas de cemento llega el asfalto y la subida al estadio, pero es que esa subida es un infierno, y ahora si que las piernas están empezando a decir basta. Es increible como a 500 metros de la meta no tengo claro si voy a llegar. El ritmo es terrorífico, mi Garmin dice que voy a menos de 8 Km/h. Eso no es correr, es andar rápido.


A lo lejos, por fin, veo el estadio de fútbol y después la pista de atletismo. Entro en ella con bastante gente a los lados. Me da igual todo. Sólo quiero acabar. Algunos esprintan. Yo paso. Quizás pueda. No lo se. Sólo quiero acabar. Mi reloj dice que llego en tiempo. Cruzo la meta. Paro el Garmin. Apenas medio minuto por debajo de 1h 55´. La gran mayoría del grupo que íbamos con la liebre no ha conseguido el objetivo. De nada ha servido ganar tiempo al principio, ni ahorrar fuerzas. La rampa ha podido con nosotros. Yo me he salvado de milagro, supongo que gracias al esfuerzo generoso que he hecho al dejarnos la liebre. El tío que ha ganado ha hecho el mismo tiempo que en la de Zaragoza, ¡¡¡qué animal!!!





Cuando entro en la meta me bebo un agua, un Kas y dos Aquarius. Mucho desgaste. Hay fruta, pero sólo quiero beber. Me duele todo. Estiro bien, sobre todo los gemelos, que los tengo al Jerez. Pero ya está. Hemos venido, hemos visto y hemos vencido. Había un plan y un objetivo, y se ha cumplido. Una buena cena, 10 horas de sueño y el ácido hialurónico se encargaron de media recuperación. Al día siguiente el ternasco de mi suegro y el SPA de la otra media.


Y ahora qué. Pues ahora viene lo que viene. La gorda. La buena. 4 horas me separan de la gloria. El Principito se preguntaba sí las estrellas se iluminaban con el fin de que algún día cada uno pudiera encontrar la suya. El 30 de septiembre espero que sea el día en que yo encuentre la mía. De nuevo parto con ventaja. No estaré solo.



viernes, 7 de septiembre de 2012

CARRERICAS - 2ª TEMPORADA

"La vitalidad se revela no solamente en la capacidad de persistir sino en la de volver a empezar." Francis Scott Fitzgerald.

Pues ya estamos de vuelta de todo. Vuelta de Suiza, vuelta al curro, nueva temporada de fútbol (pinta igual que las anteriores) y, como no, vuelta a las carreras. La frase de hoy viene al pelo. Ambas cualidades, persistir y volver a empezar, nos van a ser necesarias para hacer las cosas igual o mejor que el pasado curso y conseguir divertirnos lo mismo o incluso más.


Como prometí, cayo un trekking por Suiza realmente espectacular. El principal problema que tengo últimamente es que enseguida me encapricho con las cosas, y el hecho de estar en la arista del Cervino, el pico más maravilloso del mundo, pues como que me llamaba. Pero eso es más complicado que correr carreras en Zaragoza. Todo se andará y algún día miraré al suelo desde sus 4.478 metros.




Pero como os comentaba, todo eso se acabo y ahora toca ponerse fino, porque el reto gordo viene pronto. Pues si, ya en junio me apunte a la Maratón de Zaragoza, que será el 30 de septiembre. Y no ha sido fácil, porque con este agosto de temperaturas infernales y lo mal que me llevo yo con el calor, pues como que correr, lo que es correr, poquico. De hecho, el 23 de agosto fui el primer día que salía, con la intención de hacer 5 km, y en el 4 lo tuve que dejar totalmente reventado.


Septiembre, no obstante nos ha traído cambio de temperaturas y ya he empezado a hacer mis salidas y a ir incrementando poco a poco la carga de kilómetros. A estas salidas se le han sumado las de la bici de carretera, a la que me estoy enganchando por momentos, incluida una por Benasque.





He combinado salidas de 5 ó 6 km con alguna más larga. El pasado martes, 4 de septiembre, salí a hacer 10 y como me encontré formidable, al final me metí 13, y a ritmo de 5´16".


Y todo esto lo escribo hoy porque mañana nos vestimos de largo. Vamos para Soria (tierra de mi señora) a correr la media, ideal para preparar la gorda de final de mes. Además creo que tiene más rampas que el Tourmalet, así que a sufrir toca. Espero no sufrir demasiado porque no voy a disputar nada, sino a correrla a ritmo de Maratón en 4 horas, o sea, en 2. Eso, teóricamente, esta a mi alcance, y el otro día me encontré fantástico, como os he dicho.


Pero lo realmente importante es que durante todo el día de hoy me ha estado corriendo un gusanillo por el cuerpo, que ha ido a más conforme desempolvaba todo el material para meterlo en la bolsa. Además he salido a trotar por la Expo y he sentido como si el Ebro me dijera: "que ganas tenía de que empezara otra vez esto de las carreras, Dani". Mañana vuelve ese cuidar lo que comes para no encontrarte pesado, ese trote previo, ese ponerse los calcetines vigilando que no salga ninguna arruga, esa música de los 20 minutos de antes, el pipí del miedo de los 10 minutos de antes, el meterse en el cajón de salida de los 5 minutos de antes y el escuchar el disparo que te conduce a esa sensación tan maravillosa que se siente cuando corres arropado por la gente.


Mañana estamos de vuelta.

miércoles, 8 de agosto de 2012

TRIATLON SERTRI 2012


“El cambio es ley de vida. Cualquiera que sólo mire al pasado o al presente, se perderá el futuro”. John Fitzgerald Kennedy.

Abandonadicos que os tengo. Motivos no me faltan. Lo de los cambios de JFK va por ahí. En la última entrada os comentada lo de mi pérdida de trabajo y que si me tomaba unas vacaciones y bla bla bla.... Pues de eso nada, en este país en el que rozamos los 6 millones de parados, a mi no me quieren. Casi surgido de la nada, me encontré oficialmente despedido el 27 de junio y oficialmente trabajando de nuevo el 9 de julio. Estoy en un distribuidor de Vodafone y si, sigo feliz, más aún si cabe.

¿Y entre tanto qué ha pasado con el tema este del deporte? Pues de todo un poco. De carrericas una nada más, pero muy chula. El 14, que no el 15, de julio corrí la Triatlon de la Cadena Ser. Reconozco que no perseguí ninguna marca. Ha llegado la hora de ir a alguna carrera a divertirse. Pero si que saque una conclusión que afectó directamente a mi bolsillo: las bicis de carretera corren más que las de montaña. Y como no podía ser de otra manera, la semana pasada estrene mi “flaca”.

Antes de eso, el fin de semana anterior, me cogí la “gorda” y me fuí a hacer otra de esas metas que me había marcado hace tiempo y que también eran “imposibles” (cada vez me hace más gracia esa palabra). Como algunos de vosotros ya sabéis, tengo una casa en el Pirinéo, muy cerca del Macizo del Turbón. Pues bien, para subir al pico hay una pista de 7 km y 1.000 metros de desnivel de tierra suelta y piedras que es lo más parecido al infierno (más de 14% de desnivel medio). Una vez allí llegas a un refugio desde el que poder atacar la cima a pata (2.492 metros). Me lleve las de trail running en la Camelback, junto a barritas y geles diversos.



Pues, como ya intuiréis, mi objetivo era semejante salvajada. Y a ello me puse en pleno día de San Fermín (lo de torturar animales lo dejo para los hijos de puta). Me costo unas 4 horas subir y algo más de una bajar. Cada metro fue una auténtica tortura para mis piernas y tengo que confesar que ni pude contar todas las veces que paré, pero al final le echamos un par y hasta arriba.



Al empezar a subir me encontré con un almeriense (maquinón) que se subió hasta la misma cima con la bici (a cuestas claro) porque alguién le dijo que se podía bajar por el otro lado. El caso es que no encontró el camino y se la bajó (de nuevo a cuestas) hasta el refugio. Pero iba bastante sobrado el amigo.





Al fin de semana siguiente la triatlon en el Parque del Agua. 650 metros nadando junto a barbos, patos y otros seres vivos en los que era mejor no pensar y en los que descubrí lo que era nadar entre 200 personas. No me dieron más patadas y codazos porque no me cabían. Había algunos que desconocían la imposibilidad (aquí si que está acertada la palabra) de atravesar cuerpos humanos. Se ve que vieron la de Ghost el día de antes y probaron. La natación 17 minutos.



Cuando acabe de nadar me tomé la transición con excesiva calma. Sentadico, mi trago de agua, mis calcetines, mis zapatillas, mi camiseta, mi casco. Despacico y con buena letra oiga.



Agarré la bici y a correr los 20 km. Lo cierto es que no lo llevé mal, pero como eran 4 vueltas a un circuito, los pros me pegaban unas pasadas con sus bicis de carretera de carbono que me saltaban las pegatinas. Yo ya iba maquinando entonces lo de mi adquisición.



Deje la bici con la intención de hacer una transción un poco más viva, pero para mi desgracia, cuando le fui a dar la vuelta a mi dorsal se me rompió, y tuve que volver a ponerle el imperdible. Perdí un minutillo muy valioso. Ja ja. Lo de la bici 48 minutos.



Y al final, como casi siempre, a correr. Y eso, sin que se me de bien del todo, es lo que mejor se me da. Pille el ritmo muy pronto (y no es fácil cuando sales de la bici, y además no llevaba el Garmin) y empecé a adelantar a gente con relativa facilidad. Hice los 5,2 km en 28 minutos y cruce la meta en 1h 37´. No está mal para mi primera triatlon Chispas.



Y a partir de ahí, me fuí a Denia a un curso de “Deporte y Turismo” donde estuve haciendo remo, España ganó la Eurocopa, me dierón trabajo al día siguiente de apuntarme al paro y me compré la bici (que estrené el pasado 4 de agosto subiendo a Vilas del Turbón a un ritmo poderoso).

¿Y ahora qué? De momento irme a Suiza el viernes, está vez sí, a mis merecidas vacaciones. Algún treeking tengo preparadillo. Después la Maratón de Zaragoza, el 30 de septiembre. Habrá que ponerse en forma si queremos plantearnos lo de las 4 horas, porque entre unas cosas y otras me he dejado un poco. Y luego, ya que me he comprado una bici de carretera, habrá que plantearse alguna meta con ella. No se me ocurre ninguna, pero se me quebrantan los huesos sólo de pensarlo.

Pero eso sí, el 27 de octubre no habrá lugar para el deporte, se nos casan Miguel y María y ese día es para ellos. ¡¡¡Un abrazo muy fuerte pareja, siendo felices nos hacéis felices a los demás!!!

jueves, 21 de junio de 2012

10K DE ZARAGOZA 2012

"No existe el fracaso, salvo cuando dejamos de esforzarnos". Jean Paul Marat.

Vaya con la frasecita que traemos hoy. Me hace ver las cosas desde otra perspectiva. Vamos por partes, pero voy a invertir el orden cronológico. El pasado martes 12, y confirmando mis pronósticos, perdí mi detestable trabajo. Ocurrió, como en toda empresa importante que se precie, en la terraza de un bar, sujetando mi finiquito con un cenicero para que no se volara y sin que el impresentable de mi ex-gerente se dignara a dar la cara como era su cometido, hecho más que esperable de una persona de su baja calaña.

Pero bueno, era algo esperado y deseado y ahora estoy feliz, con unas merecidas vacaciones que además están sirviendo para poner las cosas en su sitio, física y mentalmente. Ya buscaremos algún quehacer, igual me compro un banco, lo hundo y me llevo 2 millones de indemnización (me consta que a algunos les funciona y van con la cabeza bien alta).

Y si esto pasaba el martes, nos vamos al finde anterior. Y ahí, como todos sabéis, teníamos carrerica, la 10k. Lo diré ya, las cosas no salieron como se esperaba, y casi todos pinchamos. Pero para eso me viene que ni pintada la frasecita del principio. Todos nos esforzamos y lo dimos todo, así que nadie fracasó. Simplemente, tal y como he dicho, las cosas no salieron conforme a lo esperado.

El sábado quedamos todos para recoger el dorsal. Ángel no podía y fue por la tarde y Miguel, que se estaba peleando con el examen de Cambidge, le pidió a María que se lo recogiera. La feria estaba bastante maja, había varios stands y de ahí salimos con alguna que otra revista y alguna que otra fotillo. Para muestra un botón.



Al día siguiente no hubo mucho que madrugar, la carrera era a las 10, por la coña de los 10k y el día 10. Una
pena que no fuera el día 9 a las 9, porque la hora nos mató.
Me levante (esta vez yo solito porque la señora no estaba) y me tome mi zumito y mi barrita. Pasé a buscar a mi hermano y, después de dar unas cuantas vueltas para aparcar, acabamos haciéndolo en la misma salida. Corrían más de 3.000 y eso se notaba. Nos encontramos en el sempiterno "Iceberg" y nos fuimos a calentar. Todo estaba en su sitio. Pipi del miedo. Musica para animarme (La revolución sexual de "La casa azul"). Geles al bolsillo. Cinta. Gafas. Fotos de rigor, ¡¡¡cada vez somos más!!! Y cada uno a su sitio. Mi hermano tira para alante. Y el resto buscamos el cajón de la liebre de 45’. Pero nos ponemos muy atrás y era imposible alcanzarla de la gente que había. A todo esto, durante el rato que estamos esperando el pistoletazo, nos empezamos a dar cuenta de lo que va a convertir esa carrera en un infierno: el calor. Pega un sol de justicia, no hay ni una nube en el cielo y la temperatura debe rondar los 30º. No me gusta nada, nada, nada. Pero hemos venido a correr, no a llorar.



A las 10 se da la salida, un minuto después cruzamos el arco. Al principio lo de siempre, y eso que esta vez percibo que la gente ha sido muy respetuosa y cada uno se ha puesto en su sitio, enseguida se puede coger el ritmo. El ritmo es bueno, pero muy exigente.
  
El primer km lo pasamos en 4´26". Javi me dice que vamos muy fuerte. Yo le digo que si, pero que ese es el ritmo para hacer 45´. A partir de ese momento comienza la búsqueda incesante de cualquier sombra que haya en el asfalto. El segundo lo pasamos a 4´22" y el tercero a 4´27". Buena noticia: llevamos 15" de ventaja. Mala noticia: lo hemos dado todo ya. El calor nos ha jugado una mala pasada. Javi y Fer aguantan mejor. Miguel viene de atrás, me adelanta, luego yo a él y se hunde. Ángel ha caído hace un rato. Mi hermano va por delante, pero tampoco anda fresco.

Qué suerte que las dos Marías nos esperan en el km 3,5 con unos botellines de agua que les hemos dejado y que han tenido que quitar de ojos codiciosos (nadie se alarme, luego los compartíamos).




Cuando giro por San José me cruzo con mi hermano y nos saludamos, para poco más estamos. En el km 5 llega el avituallamiento, me tomo el gel y espero un auténtico milagro, que se produce a medias. O sea, me permite llegar, pero ni hablar de hacer buen tiempo. Del km 4 al 9 los tiempos oscilan entre 4´43 y 4´57". Casi nada. El último saco el amor propio de debajo de la suela y lo hago por debajo del 4´30", y eso que cuando todos creíamos que girábamos para entrar en meta, nos hacen dar una vuelta a la rotonda oval de Cesareo Alierta que parece un campo de fútbol. En cualquier caso, el tiempo final se va por encima de 47´. Y no tengo la sensación de haber podido bajar un sólo segundo más.



Javi y Fer han llegado juntos en 46´30" y los demás se han ido atrás. Héctor se ha ido un minuto y medio por encima del 37´ que pretendía. En general, la carrera ha ido dejando cadaveres a cada kilómetro, ¡¡¡parece Stalingrado!!!

También hay que decir que al marroquí que gano no pareció irle tan mal el calorcete. Batió el recor de la prueba bajando de la media hora. ¡Qué bestia!

Me bebo todo lo que cae en mis manos. Nos juntamos y comentamos la jugada. Lo mejor será pasar el mal trago con unas buenas jarras de cerveza, y así lo hacemos. De forma que ahí nos juntamos todos a echar unas risas después de hacer un poco de deporte. No lo olvidemos, de eso se trata, en eso ganamos siempre.
  
Y esto lo resalto porque cuando llegue a casa vi como mi jefe (que ya no lo es) se había pasado ese mismo tiempo trabajando y mandando mensajes. Si mañana nos pasa un autobús por encima, uno de los dos habrá corrido un domingo por la mañana y habrá tomado unas cervezas con los amigos en una terraza.

Por supuesto, la cosa no había ido bien, y Alonso acabo quinto después de una pésima estrategia. En cualquier caso, al día siguiente por la tarde el día estaba freco y nublado, y decidí salir a sacarme la espinita. Simple comprobación de si era el calor o era yo el culpable de lo de la carrera. Sin agua, sin liebres, sin geles, sin animación.... un minuto menos. Vale, era el calor. Pero ese no me vale, habrá que buscar otra 10k.

Por cierto, me he comprado unas zapatillas de Trail Running maravillosas y me estoy metiendo en ese mundillo. Y además he empezado a prepararme la Maratón de Zaragoza. Y además el 15 de julio correré la Triatlón de la Cadena Ser. Será por tiempo libre....




jueves, 7 de junio de 2012

CARRERA SIN HUMO 2012

Estamos hechos de la misma materia que los sueños. William Shakespeare.

Hoy he oído esta frase y me he puesto a darle vueltas a la cabeza. Y aprovechando que os debo, mis queridos lectores, una entrada del blog, pues hay la dejo. Pero no la dejo sin más, el motivo por el que elijo ésta y no otra es porque, salvo monumental y no deseada sorpresa, estoy a unas horas de perder mi asqueroso puesto de trabajo. Eso quiere decir que me va a tocar comprobar si la frase es verdad, porque toca soñar, y mucho.

Y alguno dirá, ¿pero esto no iba de correr?. Que si, que ahora voy. La cosa es que lo que toca ahora no difiere mucho de esas "carrericas" a las que nos estamos aficionando.
Emprender una nueva etapa en mi vida y plantarse bajo el arco de salida de una maratón o una carrera de larga distancia creo que tienen más de una similitud. Un entrenamiento previo, una planificación, una estrategia, mucha energía, una pizca de suerte y muchos, muchos, muchos sueños. Pero dejemos pasar esas horas hasta confirmar el hecho y pasemos al barro, que de lo otro ya tendréis noticias.

En cuanto a lo de correr, una vez pasada la Media Maratón de Zaragoza, reconozco que me dejé. Había sido mucho tiempo de vida monacal y aprovechando que me fui a currar a Teruel esa semana con Zigor, un buen compañero de trabajo, pues cayo alguna que otra cervecita, algún que otro solomillo y alguna que otra copita. El sábado en Zaragoza rematé la faena con los amigos. Me hago viejo. No conozco ni el nombre de los bares.
Pero en fin, pasada esa semana de relax, vuelta al monasterio autoimpuesto, porque el domingo 27 de mayo había carrera, la Sin Humo, una 5k por el campus de la Universidad de Zaragoza.

El sábado de la semana anterior, el que luego nos dimos al bebercio, nos fuimos Miguel, mi hermano y yo a hacer una salidica con la bici, que ya tocaba. Un poco de Galacho de Juslibol y hasta Monzalbarba, donde nos esperaba el tradicional almuerzo del ciclista.


 

El domingo la resaca no me dejo moverme del sofá, así que el lunes nos calzamos las zapatillas y a trotar, ocho días después. Mi objetivo para la carrera es bajar de 21´. El lunes hago 4 km, el martes 6 (con Rodri y Héctor) y el jueves otros 4. Los tiempos son realmente pobres (4´30" el km el jueves), aunque salgo por la tarde y esa semana pega mucho calor, lo que me mata. En cualquier caso bajo mi objetivo para el domingo a 22´, lo que sería bajar en 20" mi mejor marca en esa distancia.

El sábado quedo por la tarde con Fernando y Ángel para recoger el dorsal, cosa que también hizo el jugador del Real Zaragoza "Jabalí" Paredes, con quien compartiríamos sufrimiento. Hablo con mi hermano, que está inscrito pero todavía no sabe si va a correr.
Al día siguiente nos ponemos en marcha (esta vez no diré 7:30, me levanto... porque me ha reportado críticas poco favorables, ja ja). El ritual es más sencillo que en las carreras largas. Pero sigo desayunando una barrita con un poco de zumo después de una buena ducha y con la bolsa al hombro nos vamos para la salida. La salida es a las 9:30 y hemos quedado media horita antes para calentar. Aparece mi hermano y con buenas noticias, no se encuentra fino y va a hacernos de liebre. Le decimos que queremos ir a 22, que es 4´24" el km y dice que adelante.



Calentamos un poco dentro de la pista de atletismo (¡qué bien se corre en el tartán!) y nos preparamos para la salida. La temperatura es bastante buena y no hace aire, por fin. Le dejo la bolsa a Fátima que está con Cristina, la mujer de Fernando. Hay un premio para el colegio que trae a más niños y el resultado es que hay muchos. Por eso decidimos ponernos delante en la salida.

Estamos los cuatro, ponemos al Garmin a buscar los satélites y esperamos el pistoletazo. Suena el disparo y una vez más, a correr como si nos persiguieran.



Al principio los clásicos codos y empujones pero desaparecen poco, primero porque hemos salido delante, y segundo porque además vamos muy fuerte. Miro el reloj y casi siempre vamos a más de 15 km/h. Entiendo que es por ser los primeros metros y no digo nada. Cuando salimos del campus si que le digo a mi hermano que afloje, voy bastante bien, pero no quiero pagar los excesos más tarde. Pasamos el primer kilómetro a 4´18". Perfecto. Además en ese momento vamos por Corona de Aragón, ancha y de bajada. Cogemos bien de aire y a funcionar. Ángel y Fer siguen ahí.



Giramos por Arzobispo Apaolaza y adelantamos a todo el que nos encontramos, sigo creyendo que vamos muy fuerte. A mitad de calle me giro y Ángel y Fer no vienen. Le pregunto a mi hermano y me dicen que no están muy lejos. Cuando llegamos a la Plaza Emperador Carlos me dice que siga a ritmo mientras él intenta traerlos. El segundo km a 4´16". Muy bestia. Al rato vuelve sólo, me dice que Fer no anda lejos pero que a Ángel le ha visto más tocado. Supongo que algo tiene que ver que el ritmo no es, ni de lejos, de 22´. En cualquier caso yo durante ese rato que he ido sólo he apretado y me he metido el tercero en 4´11". ¡¡¡La locura!!!. En la entrada al campus de nuevo están las chicas, fotico buena, muchos ánimos y a seguir. Empiezo a sentirme cansado y mi hermano me dice que respire mejor, como si pudiera. En cualquier caso hago un esfuerzo, tomo dos buenas bocanadas y bajo un poquito el ritmo, porque con palabras no funcionaba.



A partir de ahí mi hermano deja de ser liebre para convertirse en hermano. Ya no lo necesito para que me marque un ritmo, sino para que me lleve a la meta, vaya si lo hace. "No queda nada", "giramos y entramos al estadio", "100 metros y ya está (cuando quedan 1.000)" y hasta alguna gracia con respecto a los chinches de los perroflautas con los que nos cruzamos. Todo ello contribuye para que, casi sin darme cuenta, me haya metido el cuarto km casi al mismo ritmo y nos plantemos ya en la pista. Aquí ya esta todo el pescado vendido, las chicas han entrado para dar el último empujón y hasta me permito el lujo de esprintar en la curva de entrada a meta. Mi hermano se queda a acompañar al resto en los últimos metros. Me he arreado el último km por debajo de 4´. Casi nada. Resultado final de la animalada: 20´32". Y eso que íbamos a 22´. Apenas un minuto después entra Fer (carrerón) y justo a continuación Ángel, que ha dosificado muy bien. Viendo la clasificación me enteré de que el Jabalí Paredes llego justo delante de mi, a sólo 3 segundos.



Momento Isostar, momento plátano y, después de que no nos tocara una bici en el sorteo, en el que algun afortunado corría más a por su regalo que durante la carrera, nos vamos al Montesol a atizarnos unas merecidas papas bravas con su jarrita de Cerveza.
Pues hasta aquí la Carrera Sin Humo. Ni que decir tiene que Alonso corrió esa tarde y que se colocó líder del mundial. Fútbol no había, ahora bien, el domingo 10 de junio tenemos la 10k de Zaragoza, y por la tarde tenemos el debut de España en la Eurocopa contra Italia y después Fórmula 1 en Canada. Hagan sus apuestas. Por cierto, en la 10k corren además mi hermano, Ángel, Miguel y Fer. A por ella. Objetivo: 45 minutillos. A ver si no hay que retocarlo.

martes, 22 de mayo de 2012

MEDIA MARATÓN DE ZARAGOZA 2012 - JESÚS ARROYO

Y ahora me toca hablar de ese personaje que os he comentado antes, Jesús Arroyo, una liebre atípica y que te hace la carrera más llevadera, más cómoda y, sobre todo, más divertida. Capaz de sacar lo mejor de uno mismo y de entregar un poquito más. Sólo por no dejar de escuchar sus anécdotas y sus chistes, ya merece la pena seguir su ritmo. Y si, habéis leído bien, anécdotas y chistes, pues es a lo que se dedica cuando no está dando algún consejo o imitando algún animal de la selva (por cierto, muy bien). Ya en la salida, verte a un tipo con una camiseta de Etiopía y un megáfono te hace pensar que algo va a ser diferente, y vaya que si lo es.



Por lo poco que pude saber, Jesús está metido en la UNESCO y ha recorrido mundo tratando de destacar la importancia del deporte como elemento integrador en países más necesitados. Además, es el organizador de la Carrera del Ebro, que tuve ocasión de disfrutar este año. Creo que anda buscando patrocinadores, así que si sabéis de alguien, no os lo penséis.

Ese mundo que ha recorrido, le sirve para cargar, aparte de con su caña, el globo de liebre y el megáfono, con un montón de cosas que contar y hacer la carrera más accesible a todos los que con él íbamos. Recuerdo perfectamente cómo nos decía que ya no teníamos que pensar en la carrera, que teníamos que hacerlo en la siguiente, que esa ya estaba hecha (no llevábamos ni la mitad). También recuerdo cuando giramos por el puente de hierro y empezo a meterse con Murakami, cuando habla de lo que piensa cuando corre. Jesús defendía la postura opuesta: "yo corro sin pensar". Yo iba descojonado, y eso que las piernas ya ni me sujetaban. Por cierto, he leído "Tokio Blues" y al japonés es para colgarlo.

Aparte de todas estas bromas, es un corredor como la copa de un pino. Corre carreras de larga distancia. Algo contó de una por el norte de 100 km y un bar donde cada diez km hacía unos avituallamientos un tanto partículares de bebida no isotónica. Le invito a que lo narre si lee este blog (o lo desmienta, igual la fatiga me afecto al oído). Pués como decía, además de las bromas está constantemente dando consejos. Cómo ponerse con el viento de cara, de culo y de lado. Cómo subir, cómo bajar, cuándo recuperar, apretar o aflojar. Cuándo y cómo beber, echarse agua en las piernas. Por dónde trazar. Un auténtico pozo de sabiduría de esto de correr y con una capacidad de trasmitirlo abrumadora. Una liebre sólo te marca un ritmo. Jesús te ayuda a conseguir tu meta.

Por cierto, una muy buena noticia. ¿A qué no sabéis quién es la liebre de 4 horas de la Maratón de Zaragoza? Pues eso, a entrenar que merecerá la pena. Yo ya me he sacado la plaza.

¡¡¡Muchas gracias por todo Jesús!!! Sigue así.