jueves, 21 de junio de 2012

10K DE ZARAGOZA 2012

"No existe el fracaso, salvo cuando dejamos de esforzarnos". Jean Paul Marat.

Vaya con la frasecita que traemos hoy. Me hace ver las cosas desde otra perspectiva. Vamos por partes, pero voy a invertir el orden cronológico. El pasado martes 12, y confirmando mis pronósticos, perdí mi detestable trabajo. Ocurrió, como en toda empresa importante que se precie, en la terraza de un bar, sujetando mi finiquito con un cenicero para que no se volara y sin que el impresentable de mi ex-gerente se dignara a dar la cara como era su cometido, hecho más que esperable de una persona de su baja calaña.

Pero bueno, era algo esperado y deseado y ahora estoy feliz, con unas merecidas vacaciones que además están sirviendo para poner las cosas en su sitio, física y mentalmente. Ya buscaremos algún quehacer, igual me compro un banco, lo hundo y me llevo 2 millones de indemnización (me consta que a algunos les funciona y van con la cabeza bien alta).

Y si esto pasaba el martes, nos vamos al finde anterior. Y ahí, como todos sabéis, teníamos carrerica, la 10k. Lo diré ya, las cosas no salieron como se esperaba, y casi todos pinchamos. Pero para eso me viene que ni pintada la frasecita del principio. Todos nos esforzamos y lo dimos todo, así que nadie fracasó. Simplemente, tal y como he dicho, las cosas no salieron conforme a lo esperado.

El sábado quedamos todos para recoger el dorsal. Ángel no podía y fue por la tarde y Miguel, que se estaba peleando con el examen de Cambidge, le pidió a María que se lo recogiera. La feria estaba bastante maja, había varios stands y de ahí salimos con alguna que otra revista y alguna que otra fotillo. Para muestra un botón.



Al día siguiente no hubo mucho que madrugar, la carrera era a las 10, por la coña de los 10k y el día 10. Una
pena que no fuera el día 9 a las 9, porque la hora nos mató.
Me levante (esta vez yo solito porque la señora no estaba) y me tome mi zumito y mi barrita. Pasé a buscar a mi hermano y, después de dar unas cuantas vueltas para aparcar, acabamos haciéndolo en la misma salida. Corrían más de 3.000 y eso se notaba. Nos encontramos en el sempiterno "Iceberg" y nos fuimos a calentar. Todo estaba en su sitio. Pipi del miedo. Musica para animarme (La revolución sexual de "La casa azul"). Geles al bolsillo. Cinta. Gafas. Fotos de rigor, ¡¡¡cada vez somos más!!! Y cada uno a su sitio. Mi hermano tira para alante. Y el resto buscamos el cajón de la liebre de 45’. Pero nos ponemos muy atrás y era imposible alcanzarla de la gente que había. A todo esto, durante el rato que estamos esperando el pistoletazo, nos empezamos a dar cuenta de lo que va a convertir esa carrera en un infierno: el calor. Pega un sol de justicia, no hay ni una nube en el cielo y la temperatura debe rondar los 30º. No me gusta nada, nada, nada. Pero hemos venido a correr, no a llorar.



A las 10 se da la salida, un minuto después cruzamos el arco. Al principio lo de siempre, y eso que esta vez percibo que la gente ha sido muy respetuosa y cada uno se ha puesto en su sitio, enseguida se puede coger el ritmo. El ritmo es bueno, pero muy exigente.
  
El primer km lo pasamos en 4´26". Javi me dice que vamos muy fuerte. Yo le digo que si, pero que ese es el ritmo para hacer 45´. A partir de ese momento comienza la búsqueda incesante de cualquier sombra que haya en el asfalto. El segundo lo pasamos a 4´22" y el tercero a 4´27". Buena noticia: llevamos 15" de ventaja. Mala noticia: lo hemos dado todo ya. El calor nos ha jugado una mala pasada. Javi y Fer aguantan mejor. Miguel viene de atrás, me adelanta, luego yo a él y se hunde. Ángel ha caído hace un rato. Mi hermano va por delante, pero tampoco anda fresco.

Qué suerte que las dos Marías nos esperan en el km 3,5 con unos botellines de agua que les hemos dejado y que han tenido que quitar de ojos codiciosos (nadie se alarme, luego los compartíamos).




Cuando giro por San José me cruzo con mi hermano y nos saludamos, para poco más estamos. En el km 5 llega el avituallamiento, me tomo el gel y espero un auténtico milagro, que se produce a medias. O sea, me permite llegar, pero ni hablar de hacer buen tiempo. Del km 4 al 9 los tiempos oscilan entre 4´43 y 4´57". Casi nada. El último saco el amor propio de debajo de la suela y lo hago por debajo del 4´30", y eso que cuando todos creíamos que girábamos para entrar en meta, nos hacen dar una vuelta a la rotonda oval de Cesareo Alierta que parece un campo de fútbol. En cualquier caso, el tiempo final se va por encima de 47´. Y no tengo la sensación de haber podido bajar un sólo segundo más.



Javi y Fer han llegado juntos en 46´30" y los demás se han ido atrás. Héctor se ha ido un minuto y medio por encima del 37´ que pretendía. En general, la carrera ha ido dejando cadaveres a cada kilómetro, ¡¡¡parece Stalingrado!!!

También hay que decir que al marroquí que gano no pareció irle tan mal el calorcete. Batió el recor de la prueba bajando de la media hora. ¡Qué bestia!

Me bebo todo lo que cae en mis manos. Nos juntamos y comentamos la jugada. Lo mejor será pasar el mal trago con unas buenas jarras de cerveza, y así lo hacemos. De forma que ahí nos juntamos todos a echar unas risas después de hacer un poco de deporte. No lo olvidemos, de eso se trata, en eso ganamos siempre.
  
Y esto lo resalto porque cuando llegue a casa vi como mi jefe (que ya no lo es) se había pasado ese mismo tiempo trabajando y mandando mensajes. Si mañana nos pasa un autobús por encima, uno de los dos habrá corrido un domingo por la mañana y habrá tomado unas cervezas con los amigos en una terraza.

Por supuesto, la cosa no había ido bien, y Alonso acabo quinto después de una pésima estrategia. En cualquier caso, al día siguiente por la tarde el día estaba freco y nublado, y decidí salir a sacarme la espinita. Simple comprobación de si era el calor o era yo el culpable de lo de la carrera. Sin agua, sin liebres, sin geles, sin animación.... un minuto menos. Vale, era el calor. Pero ese no me vale, habrá que buscar otra 10k.

Por cierto, me he comprado unas zapatillas de Trail Running maravillosas y me estoy metiendo en ese mundillo. Y además he empezado a prepararme la Maratón de Zaragoza. Y además el 15 de julio correré la Triatlón de la Cadena Ser. Será por tiempo libre....




jueves, 7 de junio de 2012

CARRERA SIN HUMO 2012

Estamos hechos de la misma materia que los sueños. William Shakespeare.

Hoy he oído esta frase y me he puesto a darle vueltas a la cabeza. Y aprovechando que os debo, mis queridos lectores, una entrada del blog, pues hay la dejo. Pero no la dejo sin más, el motivo por el que elijo ésta y no otra es porque, salvo monumental y no deseada sorpresa, estoy a unas horas de perder mi asqueroso puesto de trabajo. Eso quiere decir que me va a tocar comprobar si la frase es verdad, porque toca soñar, y mucho.

Y alguno dirá, ¿pero esto no iba de correr?. Que si, que ahora voy. La cosa es que lo que toca ahora no difiere mucho de esas "carrericas" a las que nos estamos aficionando.
Emprender una nueva etapa en mi vida y plantarse bajo el arco de salida de una maratón o una carrera de larga distancia creo que tienen más de una similitud. Un entrenamiento previo, una planificación, una estrategia, mucha energía, una pizca de suerte y muchos, muchos, muchos sueños. Pero dejemos pasar esas horas hasta confirmar el hecho y pasemos al barro, que de lo otro ya tendréis noticias.

En cuanto a lo de correr, una vez pasada la Media Maratón de Zaragoza, reconozco que me dejé. Había sido mucho tiempo de vida monacal y aprovechando que me fui a currar a Teruel esa semana con Zigor, un buen compañero de trabajo, pues cayo alguna que otra cervecita, algún que otro solomillo y alguna que otra copita. El sábado en Zaragoza rematé la faena con los amigos. Me hago viejo. No conozco ni el nombre de los bares.
Pero en fin, pasada esa semana de relax, vuelta al monasterio autoimpuesto, porque el domingo 27 de mayo había carrera, la Sin Humo, una 5k por el campus de la Universidad de Zaragoza.

El sábado de la semana anterior, el que luego nos dimos al bebercio, nos fuimos Miguel, mi hermano y yo a hacer una salidica con la bici, que ya tocaba. Un poco de Galacho de Juslibol y hasta Monzalbarba, donde nos esperaba el tradicional almuerzo del ciclista.


 

El domingo la resaca no me dejo moverme del sofá, así que el lunes nos calzamos las zapatillas y a trotar, ocho días después. Mi objetivo para la carrera es bajar de 21´. El lunes hago 4 km, el martes 6 (con Rodri y Héctor) y el jueves otros 4. Los tiempos son realmente pobres (4´30" el km el jueves), aunque salgo por la tarde y esa semana pega mucho calor, lo que me mata. En cualquier caso bajo mi objetivo para el domingo a 22´, lo que sería bajar en 20" mi mejor marca en esa distancia.

El sábado quedo por la tarde con Fernando y Ángel para recoger el dorsal, cosa que también hizo el jugador del Real Zaragoza "Jabalí" Paredes, con quien compartiríamos sufrimiento. Hablo con mi hermano, que está inscrito pero todavía no sabe si va a correr.
Al día siguiente nos ponemos en marcha (esta vez no diré 7:30, me levanto... porque me ha reportado críticas poco favorables, ja ja). El ritual es más sencillo que en las carreras largas. Pero sigo desayunando una barrita con un poco de zumo después de una buena ducha y con la bolsa al hombro nos vamos para la salida. La salida es a las 9:30 y hemos quedado media horita antes para calentar. Aparece mi hermano y con buenas noticias, no se encuentra fino y va a hacernos de liebre. Le decimos que queremos ir a 22, que es 4´24" el km y dice que adelante.



Calentamos un poco dentro de la pista de atletismo (¡qué bien se corre en el tartán!) y nos preparamos para la salida. La temperatura es bastante buena y no hace aire, por fin. Le dejo la bolsa a Fátima que está con Cristina, la mujer de Fernando. Hay un premio para el colegio que trae a más niños y el resultado es que hay muchos. Por eso decidimos ponernos delante en la salida.

Estamos los cuatro, ponemos al Garmin a buscar los satélites y esperamos el pistoletazo. Suena el disparo y una vez más, a correr como si nos persiguieran.



Al principio los clásicos codos y empujones pero desaparecen poco, primero porque hemos salido delante, y segundo porque además vamos muy fuerte. Miro el reloj y casi siempre vamos a más de 15 km/h. Entiendo que es por ser los primeros metros y no digo nada. Cuando salimos del campus si que le digo a mi hermano que afloje, voy bastante bien, pero no quiero pagar los excesos más tarde. Pasamos el primer kilómetro a 4´18". Perfecto. Además en ese momento vamos por Corona de Aragón, ancha y de bajada. Cogemos bien de aire y a funcionar. Ángel y Fer siguen ahí.



Giramos por Arzobispo Apaolaza y adelantamos a todo el que nos encontramos, sigo creyendo que vamos muy fuerte. A mitad de calle me giro y Ángel y Fer no vienen. Le pregunto a mi hermano y me dicen que no están muy lejos. Cuando llegamos a la Plaza Emperador Carlos me dice que siga a ritmo mientras él intenta traerlos. El segundo km a 4´16". Muy bestia. Al rato vuelve sólo, me dice que Fer no anda lejos pero que a Ángel le ha visto más tocado. Supongo que algo tiene que ver que el ritmo no es, ni de lejos, de 22´. En cualquier caso yo durante ese rato que he ido sólo he apretado y me he metido el tercero en 4´11". ¡¡¡La locura!!!. En la entrada al campus de nuevo están las chicas, fotico buena, muchos ánimos y a seguir. Empiezo a sentirme cansado y mi hermano me dice que respire mejor, como si pudiera. En cualquier caso hago un esfuerzo, tomo dos buenas bocanadas y bajo un poquito el ritmo, porque con palabras no funcionaba.



A partir de ahí mi hermano deja de ser liebre para convertirse en hermano. Ya no lo necesito para que me marque un ritmo, sino para que me lleve a la meta, vaya si lo hace. "No queda nada", "giramos y entramos al estadio", "100 metros y ya está (cuando quedan 1.000)" y hasta alguna gracia con respecto a los chinches de los perroflautas con los que nos cruzamos. Todo ello contribuye para que, casi sin darme cuenta, me haya metido el cuarto km casi al mismo ritmo y nos plantemos ya en la pista. Aquí ya esta todo el pescado vendido, las chicas han entrado para dar el último empujón y hasta me permito el lujo de esprintar en la curva de entrada a meta. Mi hermano se queda a acompañar al resto en los últimos metros. Me he arreado el último km por debajo de 4´. Casi nada. Resultado final de la animalada: 20´32". Y eso que íbamos a 22´. Apenas un minuto después entra Fer (carrerón) y justo a continuación Ángel, que ha dosificado muy bien. Viendo la clasificación me enteré de que el Jabalí Paredes llego justo delante de mi, a sólo 3 segundos.



Momento Isostar, momento plátano y, después de que no nos tocara una bici en el sorteo, en el que algun afortunado corría más a por su regalo que durante la carrera, nos vamos al Montesol a atizarnos unas merecidas papas bravas con su jarrita de Cerveza.
Pues hasta aquí la Carrera Sin Humo. Ni que decir tiene que Alonso corrió esa tarde y que se colocó líder del mundial. Fútbol no había, ahora bien, el domingo 10 de junio tenemos la 10k de Zaragoza, y por la tarde tenemos el debut de España en la Eurocopa contra Italia y después Fórmula 1 en Canada. Hagan sus apuestas. Por cierto, en la 10k corren además mi hermano, Ángel, Miguel y Fer. A por ella. Objetivo: 45 minutillos. A ver si no hay que retocarlo.