sábado, 21 de septiembre de 2013

EL CIELO SOBRE BERLÍN

La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible

Arthur C. Clarke (1917-2008) Escritor inglés de ciencia ficción.

Y una vez vueltos de vacaciones, mi mente sólo tiene una palabra: BERLÍN.

A partir de ahora he dejado aparcada la bicicleta, apenas voy a nadar y los otros deportes por la tele. Únicamente voy a dedicarme a correr.

Hasta me he dedicado a ir a ver correr a otros, por ejemplo a este pedazo de crack llamado Ayad Lamdassem, décimo en el último Maratón de Londres.



Para preparar la Maratón, me he programado un buen puñado de entrenamientos de entre 5 y 15 km casi todos los días, alternando un par de carreras, la 10k de Bomberos de Zaragoza y la Media Maratón de Soria, a 3 y 2 semanas de Berlín respectivamente.
Por supuesto, estas dos carreras me las planteo como un entrenamiento más, sin ir a buscar marca, sino coger ritmo.

La de bomberos es una carrera guapísima, con un recorrido muy llano, predominando la bajada, que lo hacen increíblemente rápido. Además quedamos los Beer Runners para ir juntos a la salida y después de la meta para tomar la cervecita que hace honor a nuestro nombre.



Mi intención inicial era rodar a 5’ el km y apretar en el último, pero dado el perfil, es inevitable correr más. Al final la hago en 47’. Fer, Rodri y mi cuñado Javi hacen unos marcones.

Apenas 6 días después me veo en Soria para hacer el test definitivo. La idea es bajar de 1h 50’ en esta Media a la que le han cambiado el recorrido y que espero, en vano, que sea más suave.



El día es buenísimo para correr y las calles están llenas, como siempre por estos lares, pero el recorrido es un rompepiernas total. No has acabado de bajar y ya estás subiendo y viceversa. En cualquier caso, pongo el plan de ritmo constante y este da sus frutos, bajando con holgura de lo previsto y sin haber dado todo lo que tenía. En el momento que cruzo la meta acaba lo que podríamos llamar el entrenamiento. A partir de aquí comienza el descanso “activo”. La mala noticia es que la costura de las medias me ha producido una ampolla de sangre en un dedo del pie izquierdo, aunque luego no resulta ser tan grave. En cualquier caso, las Medilast quedan desterradas para Berlín, usaremos la Compressport.



Y ahora sí. La próxima vez que estéis leyendo este blog será para saber que ha pasado en la capital germana. Hay una serie de cosas que ya me llevo en la maleta: la ilusión, la emoción, el gusanillo que lleva varios días o meses dándome vueltas por el estómago y la posibilidad de hacer un viaje que me conducirá a cumplir un gran sueño en compañía de Fátima.

Las que me traiga de vuelta las desconozco, pero algo me dice que voy a tenerme que llevar una maleta muy grande porque la vamos a gozar.

Siempre me ha gustado daros las gracias a todos los que me animáis y apoyáis cuando he acabado una carrera. Esta vez quiero dároslas ahora, ya que esta carrera la hemos ganado antes de salir. Dentro de una semana estaré corriendo codo con codo con algunos de los mejores maratonianos de la historia. Vale que su codo estará algunos metros por delante, pero el calor del público que sientan ellos lo voy a sentir yo por igual y cuando después de casi 4 horas pase bajo la Puerta de Brandenburgo exhausto y al límite de mi esfuerzo, volveréis a estar allí para darme ese empujoncito que me lleve hasta la meta.



Un fuerte abrazo a todos.

EL DESCANSO DEL GUERRERO

Descansar demasiado es oxidarse.

Walter Scott (1771-1832) Escritor británico.

¡¡¡Buenas de nuevo a todos!!! Ya paso el verano, y aunque tengo muchas cosas que contaros he tenido poco tiempo para contarlas. Vamos que no he parado. Si no recuerdo mal, lo dejamos en la Quebrantahuesos, aquella animalada en la que me embarque y de la que conseguí salir más o menos airoso.

A partir de ahí, me tome las cosas con cierta relajación, aunque antes de las merecidas vacaciones, decidí resolver uno de los objetivos que me había marcado para este año, una triatlón olímpica. La ocasión se presentó a finales de julio, con la dispuesta del I Triatlón Olímpico Bajo Gállego, en Zuera.

La semana de antes, tenía previsto hacer el ensayo en el Triatlón Sprint de la Ser, pero esa opción se esfumo por la triste perdida de un compañero que disputaba la prueba anterior.
Y llegó lo de Zuera. La organización era de sobresaliente, ya que había que llevar las bicicletas al embalse de la Sotonera, donde se nadaba, y también a los propios participantes.

Reconozco que no me preparé en exceso para esta prueba, a la que fui únicamente a disfrutar. De hecho, nunca había nadado 1.500 metros hasta ese día, lo cual se notó, pues salí del agua de los últimos. Puede que pudiera haber nadado más rápido, pero el desconocimiento de la distancia me hizo ser conservador.


El tramo de la bicicleta me fue mucho mejor, pues el recorrido era muy rápido, pudiendo sacar una media por encima de los 30 km/h. No obstante, pague el esfuerzo en aquello que teóricamente se me da mejor. Empecé a correr a buen ritmo, y por un momento pensé que podría bajar de 3 horas, pero el recorrido era un constante sube y baja en el que no pude encontrar el ritmo. Al final, me pase 6 minutos, y, lo más llamativo es que quede penúltimo. Estoy acostumbrado a quedar en mitad de tabla en las carreras, incluso en la primera mitad, pero aquí eran todos “mu” profesionales. En cualquier caso, fue una gran experiencia. El año que viene habrá que correr otra con gente más “normal”.


Y de aquí a las vacaciones, todo un mes de agosto en el que he procurado cuidarme para no perder el tono. La primera semana, en Austria, de deporte cero, excepto patear, que no paré.

De ahí a mi casa del Pirineo, con mi flaca a cuestas. Un par de días de trail running, otros dos de natación y dos más de bicicleta, uno de ellos haciendo Campo – Ainsa – Campo con sus dos correspondientes subidas al puerto de Foradada de Toscar. Buena excursión.


Por último, en Soria aproveche para trotar un poquillo por Valonsadero, cuna de grandes corredores.


Y ya de vuelta a Zaragoza, vuelta a la rutina. Y me encuentro con que en un mes estaré cogiendo un avión con destino Berlín para correr la maratón. Así que a ello nos ponemos. Afortunadamente, ya no hace tanto calor, y eso se agradece a la hora de entrenar.