sábado, 21 de septiembre de 2013

EL DESCANSO DEL GUERRERO

Descansar demasiado es oxidarse.

Walter Scott (1771-1832) Escritor británico.

¡¡¡Buenas de nuevo a todos!!! Ya paso el verano, y aunque tengo muchas cosas que contaros he tenido poco tiempo para contarlas. Vamos que no he parado. Si no recuerdo mal, lo dejamos en la Quebrantahuesos, aquella animalada en la que me embarque y de la que conseguí salir más o menos airoso.

A partir de ahí, me tome las cosas con cierta relajación, aunque antes de las merecidas vacaciones, decidí resolver uno de los objetivos que me había marcado para este año, una triatlón olímpica. La ocasión se presentó a finales de julio, con la dispuesta del I Triatlón Olímpico Bajo Gállego, en Zuera.

La semana de antes, tenía previsto hacer el ensayo en el Triatlón Sprint de la Ser, pero esa opción se esfumo por la triste perdida de un compañero que disputaba la prueba anterior.
Y llegó lo de Zuera. La organización era de sobresaliente, ya que había que llevar las bicicletas al embalse de la Sotonera, donde se nadaba, y también a los propios participantes.

Reconozco que no me preparé en exceso para esta prueba, a la que fui únicamente a disfrutar. De hecho, nunca había nadado 1.500 metros hasta ese día, lo cual se notó, pues salí del agua de los últimos. Puede que pudiera haber nadado más rápido, pero el desconocimiento de la distancia me hizo ser conservador.


El tramo de la bicicleta me fue mucho mejor, pues el recorrido era muy rápido, pudiendo sacar una media por encima de los 30 km/h. No obstante, pague el esfuerzo en aquello que teóricamente se me da mejor. Empecé a correr a buen ritmo, y por un momento pensé que podría bajar de 3 horas, pero el recorrido era un constante sube y baja en el que no pude encontrar el ritmo. Al final, me pase 6 minutos, y, lo más llamativo es que quede penúltimo. Estoy acostumbrado a quedar en mitad de tabla en las carreras, incluso en la primera mitad, pero aquí eran todos “mu” profesionales. En cualquier caso, fue una gran experiencia. El año que viene habrá que correr otra con gente más “normal”.


Y de aquí a las vacaciones, todo un mes de agosto en el que he procurado cuidarme para no perder el tono. La primera semana, en Austria, de deporte cero, excepto patear, que no paré.

De ahí a mi casa del Pirineo, con mi flaca a cuestas. Un par de días de trail running, otros dos de natación y dos más de bicicleta, uno de ellos haciendo Campo – Ainsa – Campo con sus dos correspondientes subidas al puerto de Foradada de Toscar. Buena excursión.


Por último, en Soria aproveche para trotar un poquillo por Valonsadero, cuna de grandes corredores.


Y ya de vuelta a Zaragoza, vuelta a la rutina. Y me encuentro con que en un mes estaré cogiendo un avión con destino Berlín para correr la maratón. Así que a ello nos ponemos. Afortunadamente, ya no hace tanto calor, y eso se agradece a la hora de entrenar.

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